Vacaciones en plena naturaleza, descanso de calidad.
Este verano lo he pasado en su mayor parte en la ciudad y a estas alturas del mes mi cuerpo y mi mente ya me pedían un cambio de aires a gritos. Aunque yo no tengo pueblo si tengo la oportunidad de disfrutar de uno pequeñito y tranquilo, como ya os conté Aquí, y he de reconocer que cuando pasa mucho tiempo sin ir por allí ya empiezo a necesitarlo. Han sido sólo unos días pero los disfruto al máximo, aprovechando cada minuto del día. Cambias la rutina y descubres que los detalles más sencillos y pequeños son los que más placer y alegría te dan. Vacaciones en plena naturaleza, descanso de calidad.
Estos pocos días me han cundido muchísimo. Te levantas cuando el día está despuntando y después de un buen desayuno sales dispuesta a verlo todo, a disfrutar de todo. En el pueblo siempre hay cosas que hacer. Además siempre aprendo algo nuevo….
En esta ocasión he tenido la oportunidad de recolectar orégano silvestre. He aprendido a diferenciarlo y aunque he llegado un poco tarde conseguí un hermoso ramo con el que poder hacer un detalle a una amiga. Ya he apuntado la fecha en el calendario para el año que viene….(Esto es como con los setales, no se cuenta a nadie donde están)
Algo que tenía muchas ganas de hacer era ir a Orzales, Cantabria, visitar su panadería y probar sus hogazas que tan buena fama tienen por la zona. Además de ser pan de verdad sus propietarios fueron muy amables y nos enseñaron el horno de piedra y nos explicaron su funcionamiento. Un verdadero placer familia!!
Ya que andábamos por allí nos fuimos hasta el nacimiento del Ebro a hacer un picnic y gracias a la empanada de chorizo y panceta que compramos en Orzales nos pegamos un homenaje de campeonato.
Casualmente en los días que estuve por allí eran las fiestas del pueblo, nunca había coincidido y sentía curiosidad. Daros cuenta que os hablo de un pueblo muy pequeño en el que hay muy pocos habitantes, no hay tiendas, sólo un bar que sirve de punto de reunión de los vecinos. El panadero pasa varias veces por semana con su furgoneta y el heladero anuncia su llegada haciendo sonar la bocina dos veces a la semana durante el verano.
Así que como os decía sentía curiosidad por ver como eran las fiestas.
La actividad principal es una comida popular, ollas ferroviarias de patatas con carne, que organiza el alcalde y que anuncia volteando a mano las campanas de la iglesia, así avisa a los pueblos de alrededor que están en fiestas y les anima a que se acerquen para disfrutar de ellas. Además hay campeonatos de cartas, tute, mus y brisca, concurso de tortilla de patatas que los vecinos han cocinado en sus casas y que luego comen entre todos. No falta una romería y una verbena en la que cuentan con un cantante que además anima la fiesta. Incluso dan chocolate caliente a los más fiesteros para entonar el cuerpo. Me sorprendió la cantidad de actividades que organizan.
Los días de lluvia también encuentras cosas que hacer, de 3 días que pasé allí, uno llovió para regocijo de los paisanos ya que no han caído 4 gotas seguidas desde hace meses. Y aunque no puedes pasear por el monte, aprovechamos para cortar leña para la chimenea y empezamos a restaurar una mesa antigua que me quiero traer a casa. Por cierto, creo que he descubierto una pasión oculta que tenia, me encanta esto de restaurar cosas, me parece que no va a ser la última… Y ya que seguía lloviendo hicimos una barbacoa en la chimenea. 🙂
Antes de volvernos a Bilbao siempre doy un paseo hasta la cascada que está cerquita de casa. Me relaja su murmullo y me llena de energía hasta la próxima visita. Con el sonido de la cascada y las noches plagadas de estrellas grabadas en mi retina vuelvo a la rutina del día a día, con una sonrisa en la cara y relax en el alma. Volveré y dentro de no mucho tiempo, la temporada de moras se aproxima…..
Hola Eva!!
El año pasado fuimos al nacimiento del Ebro y nos encantó y a mi suegro el pan de Orzales le encanta,cuando van al pueblo pasan por allí y siempre paran a comprarlo.
Cómo se llama el pueblo en el que has estado?es precioso,espero que no sea un secreto
Hola Vicky, no me extraña que a tu suegro le encante el pan. Está de vicio!!! El pueblo es muy pequeñito, con apenas 12 vecinos censados. Está muy cerca de Reinosa. Gracias por leerme!! 🙂