Un verano corto, diferente pero muy intenso
Se acabó el verano. Aunque aún quedan unos días para que acabe esta estación, ya estamos prácticamente todos de vuelta de las vacaciones y metidos de lleno en el día a día. Los niños han empezado el colegio, los mayores la universidad y nosotros de vuelta al trabajo. Me resisto a cambiar de estación sin dejar plasmado en este blog algunos de los maravillosos momentos que he pasado este verano. Así cuando sienta nostalgia, o simplemente quiera recordar momentos vividos podré pasar por aquí y volver a reencontrarme con un verano corto, diferente pero muy intenso.
Reconozco que mi verano no ha sido lo que en un principio había programado. Por motivos personales he tenido que ir improvisando sobre la marcha y aunque no las tenía todas conmigo he disfrutado un montón. Tanto, que me está costando mucho coger de nuevo el ritmo y volver a la rutina. Supongo que nos pasará a todos, ¿verdad?
Al final he podido disfrutar de un par de fines de semana en el pueblo, apenas 4 días, pero que, como me ocurre siempre que voy, me sirven para desconectar y disfrutar en plena naturaleza. La vida en el pueblo es muy tranquila, aunque en pleno agosto las casas rurales están a tope y te encuentras a veraneantes por todas partes, bañándose en la cascada, de charleta en el bar o tocando la campana de la iglesia.
He disfrutado un montón de picnics a la orilla del río, desayunos detrás de casa escuchando el murmullo de la cascada, he cortado y apilado leña para dejarla preparada para la próxima temporada, he ido a coger orégano en flor para secar y luego utilizar en la cocina, he cocinado en la chimenea, he comprado pan y helados cuando han anunciado su llegada tocando la bocina, he enfriado la bebida en la cascada…. Una de las cosas que más echo de menos, cuando vuelvo a casa, es el paseo nocturno por las calles desiertas, mirar al cielo y verlo lleno de estrellas. ¡Es realmente mágico!
También he disfrutado en mi ciudad de unos días de relax , algunos forzosos (os lo conté Aquí), he aprovechado para cocinar platos ricos con emplatados diferentes, he disfrutado de desayunos relajados en compañía de amigos y familia, he paseado por el barrio, he disfrutado de rincones diferentes y he cogido las primeras moras de la temporada con las que preparé un sencillo postre.
Resumiendo, este agosto ha sido diferente, si. Pero no por ello peor. ¿Que me hubiera gustado disfrutar un poco más de la vida en el pueblo? ¡Por supuesto! No ha podido ser y aún así he pasado un buen verano, descubriendo lugares, disfrutando en compañía y aprovechando cada minuto libre.
Se acerca el otoño, los días son más cortos ya, aún así siempre quedarán los buenos recuerdos de este verano, los no tan buenos ya están olvidados. ¿Qué tal vuestro verano?